26

Como siempre, los chicos -Alejandro Gado, Jah Marrón y Rateo Rastone-me pasaron a buscar por mi casa, y nos dirigimos caminando hacia Dios sabe donde. Después de caminar un largo rato, y haber enloquecido, alguno de ellos dijo:

- Sentémosnos en este banco.

Había un árbol contra el cordón de la calle, la vereda más o menos ancha, y al lado del cantero había un banco como los de la plaza, los de piedra sin respaldar. Obvio que nos sentamos.

Resulta que comenzamos a pelearnos por ver quien estaba mas cerca del lado izquierdo del banco. Jah se sentó primero, pero lo fuimos corriendo con Rateo y Alejandro, hasta quedar sentados en la siguiente posición, de izquierda a derecha: Alejandro, Maju, Jah, Rateo.

Al alzar la vista, alguno de nosotros divisó la dirección del lugar en donde nos encontrabamos: "Brown 2626". Resulta que nos habíamos sentado en el banco de un pasillo largo largo, con una pequeña lucesita blanca al final del mismo. Empezamos a delilar.

-Nooo, mirá esa luz blanca, flasheá que nos morimos y es el tunel.- dijo Alejandro.

Y empezamos nomás. Después algun otro tiró:

-Flasheá que sale una mina ahí con fuego alrededor y nos quiere venir a matar a todos...

Seguimos así con esos pensamiento que escapan a la realidad por un largo rato.

Después nos centramos en el "2626". Nos llamó demasiado la atención. Tanto que dedujimos que el celular de Alejandro termina en 26, que yo cumplo los años el 6 del 6, y "2, 6, (2 + 6 = 8) y así miles de cuentas sin sentido, que por plena casualidad siempre daban 26!!!

Desde ese día este número nos persigue. 26 por todos lados. En los carteles de la calle, en los numeros de los celulares, en la hora, en todo momento hay un 26 rondandonos.

Lo que todavía no pudimos dejar en claro si el número es de la buena o de la mala suerte que más adelante detallaré.

Esta es la historia del famosísimo "VEINTISEIS".

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